I
La Luciérnaga y la Serpiente
Cierta vez, una vieja serpiente venenosa perseguía a una joven luciérnaga, por llanuras y montañas, junglas y campos, días y noches, hasta que la joven luciérnaga la encaró valiente pero fatalmente exhausta: -¿Puedo hacerte tres preguntas antes de morir? Hazlas -dijo la serpiente-, después te devoraré. ¿Soy parte habitual de tu cadena alimenticia?, preguntó la luciérnaga. La serpiente dijo: no. ¿Alguna vez te hecho daño? No, respondió la serpiente con sequedad. Entonces, ¿por qué me persigues? La serpiente respondió con amargura, arrastrando las palabras con su lengua bífida: porque no soporto verte brillar.
II
El Águila y el Gusano
Pido prestadas estas palabras a un cuatrista,
cuatrero de sueños
–hablo de Gustavo Colina–,
llegadas hasta él dando tumbos a través del tiempo:
Posado en el risco,
pregunta extrañado el águila
al gusano:
¿Cómo has llegado hasta acá?
El gusano responde
sin pudor y con dejo revanchista:
Arrastrándome.
III
Tierra de Avispas y Lagartos
Palabra en discusión: Coriana, Curiana.
Según el Cronista Juan de Castellanos, si es que le leemos bien: Tierra de los Vientos.
Según Pedro Manuel Arcaya:
proviene de las voces arawak: Koori (avispa o cacuro) o Kuru (lagartija o bisure),
por lo que vendría a decir: Tierra o lugar de avispas y lagartos.
Según Gilberto Antolínez: Suelo Semejante a una Flor Roja.
Según Carlos Gonzáles Batista: Lugar espinoso o tunero, coloquialmente.
Leo en un poema de Federico García Lorca que curiana es cucaracha.
Yo simpatizo –por las razones equivocadas– con Pedro Manuel Arcaya:
Coriana, Curiana: tierra de avispas y lagartos.
Si se molestan algunos, así es la vida…
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