lunes, 20 de junio de 2011

Manaure en Todariquiba. III.


La historia es un espejo humeante y un telar mágico. Un espejo que devuelve la mirada de nuestros rostros en el cauce del tiempo; un espejo en el que las miradas –interpretaciones, lecturas, enfoques, filosofías de la historia– labran esos mismos rostros; en este espejo las miradas son agentes que modelan aquello que ven. La historia es un telar colorido y sonoro en el que se entrecruzan las innúmeras vidas de mujeres y de hombres que alguna vez han sido, son y serán; infinitos hilos que se entrelazan en el tiempo, la geografía, el clima, la mudable escena social, la abundancia o la escasez, la pugna de las ideas encarnadas en los seres y en las instituciones, aquello que es recordado y aquello que es olvidado…La historia es un telar colorido y sonoro de ideas, pasiones, sensaciones y palabras.
En Las Elegías de Varones Ilustres de Indias, Juan de Castellanos nos ofrece un retrato moral de primera mano de Manaure y de su poder:

“Fue Manaure varón de gran momento,
De claro y sagaz entendimiento.
Tuvo con españoles obras blandas
Palabras bien medidas y ordenadas;
En todas sus conquistas y demandas
Temblaban del las gentes alteradas;
Hacíase llevar en unas andas
Con chapas de oro bien aderezadas,
Y el amistad y la paz después de hecha
La tuvo con cristianos muy estrecha.”

La musa hispánica de Castellanos prosigue haciéndonos ver las virtudes caquetías que tan buena impronta causaron a quienes le conocieron o de él oyeron, y de que usaba el poder con moderación y criterio dan fe estos versos:

“Usaba de real magnificencia,
Sin se le conocer parecer vario,
A sanos y á subyectos á dolencia
Siempre les proveyó lo necesario:
De tal manera, que sin advertencia
Se hizo poco a poco tributario;
Pero jamás desgusto ni molestia
Pudieron perturbarle su modestia.”
“Nunca vido virtud que no loase,
Ni pecado que no lo corrigiese;
Jamás palabra dio que la quebrase,
Ni cosa prometió que no cumpliese;
Y en cualquier lugar que se hallase
Ninguno le pidió que no le diese;
En su mirar, hablar, y en su manera,
Representaba bien aquello que era.”

Nota digna de memoria, según informe verbal hecho a Arcaya en 1905, por Guillermo Cuartín, referido a algunas palabras y expresiones de los indios de Mitare, es la frase de saludo que era así: El que llegaba decía: “Jacamba Judan”. Es decir: ¿Cómo está Usted? Y el saludado respondía: “Judan de cuteo”. Esto es: “Para servir a Usted”. Según Esteban Acosta, en informe verbal hecho Arcaya, contemporáneo del anterior, refiriéndose a una anciana de Mitare que recordaba frases del ancestral idioma, la salutación sería ligeramente diferente: “¿Cachamba cudanga?” –decía el que llegaba. A lo que el saludado respondía: “Cudan de cute”: Para servir a Usted. Saludo pleno de cortesía y de nobles formas a la usanza de las virtudes caquetías celebradas por Juan de Castellanos en las Elegías.


Mgs. Sc. Camilo Morón
Profesor UNEFM

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