sábado, 4 de junio de 2011

18 de Mayo de 2011: Feliz No-Cumpleaños de los Museos

Con motivo del Día de los Museos recibí de amigos, cofrades y colegas un puñado deshilachado de felicitaciones. No respondí convencionalmente a ninguna, pero tampoco incurrí en la descortesía de contestarlas con el silencio. Respondí a los colegas simplemente con una pregunta: ¿Hay motivos para felicitarnos o para alegrarnos? Una revisión de los Museos en la ciudad de Coro puede darnos una idea de la situación de los Museos en el país. Consideremos en primer lugar los museos de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda: El Museo El Palmar es un depósito clausurado que se inunda con la menor lluvia, un criadero de mosquitos y desesperanza. El Museo Alberto Henríquez material y literalmente se desplomó sobre sus bases en consonancia con otras 40 casas de barros en que se derrumbaron o se vieron seriamente afectadas por las lluvias de finales de 2010.El mobiliario histórico de la Sinagoga que alguna vez estuvo resguardado por aquel vetusto y venerable techo, hoy está arrumado de cualquier manera en un galpón. El Museo Ángel Segundo López, en Taratara, Municipio Colina, conocido con el cariñoso (e inadecuado a la luz de su estado presente) apelativo de El Hombrecito es una isla de soledad, un pozo seco de actividad, un testimonio elocuente de la falta de gerencia en materia de museos en el ámbito universitario. La creación del Museo de Ciencias y Artes J. M. Cruxent, como un desarrollo del fosilizado Museo de Cerámica Histórica y Loza Popular que degeneró durante décadas en el Balcón de los Arcaya, pareció brevemente como una respuesta a esta situación que no vacilamos de calificar de decadente. Una vez más se opusieron a estos buenos deseos las contradicciones de la vida cotidiana en el seno de la comunidad universitaria: el personalismo, la improvisación y hasta puede que el conservadurismo en el seno de una institución que se pretende revolucionaria. Ante este panorama sombrío y ruinoso, la celebración del Día de los Museos se nos antoja como la Fiesta de No-Cumpleaños del Sombrero Loco en el clásico de Lewis Carroll: Alicia en el País de las Maravillas, aunque aquí cabría acotar: en el País de las Pesadillas. Nada hay en el horizonte futuro inmediato cercano que nos permita albergar esperanzas de un cambio importante en el actual y negativo estado de cosas. Algunos museos han migrado al espacio virtual; pasa con ellos lo que con muchos contextos arqueológicos: quedan las fotos, aunque en este caso se trata de fotos de alta tecnología, como también lo fueron en su tiempo las fotos instantáneas.

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