miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Extraño Caso de la Muerte de un Pingüino en Maracaibo



Quienes vimos florecer y marchitar la infancia en el ocaso del siglo pasado, recordamos una “comiquita” (así llamábamos en aquellos años perdidos a los dibujos animados)  en la que Bugs Bunny (el Conejo de la Suerte) lleva a un pequeño pingüino (Playboy Penguin)  que viste corbata y sombrero de copa a las regiones australes.
Bugs debe atravesar selvas y desiertos, superar el ataque de cocineros y caníbales, todo para llevar a su hogar al pequeño y simpático pingüino que llora cubos de hielo. Cuando  llegan al Polo Sur (no hay pingüinos en el Polo Norte), Bugs se entera por un cartel de variedades  que su protegido lleva en la maleta que  es “el único pingüino nacido en cautiverio”.
Esta breve nota tiene su origen en un dato singular extraído de la revista SIC (Centro Gumilla, 1956). En un artículo titulado “Pingüinos y Mamouths (Heraldos y Víctimas)” escribe el Dr. Salvador J. Carrillo: “Y como no siempre los grandes (Rusia en este caso) han de ser los primeros, conviene recordar que fue en Venezuela la que en la segunda quincena del mes de septiembre del año pasado de 1955 hizo una interpretación sui-generis  acerca de la presencia no explicada satisfactoriamente de dos pingüinos: uno aparecido misteriosamente durante el mes de febrero de 1955 en la playa Goagira de Zulia-Mar…El otro ejemplar apareció en Panamá en alguno de los días del mes de abril. Una diferencia de dos meses entre uno y otro de los huéspedes polares.” Las fuentes del Dr. Carrillo son una carta de su puño y letra dirigida a Guillermo José Schael, en Maracay, fechada el 23 de agosto de 1955,  las ediciones del 30 de agosto de 1955 de “El Universal” y el 15 de abril de 1955 de “Visión”.
Todos los venezolanos sabemos dónde está Maracaibo, pero para aquellos lectores que necesiten orientación en el mapa de Venezuela, digamos que la ciudad queda al Norte de Venezuela, cercana al Mar Caribe, que fue atacada en tiempos coloniales por los piratas y que la temperatura puede llegar a los 32° centígrados a la sombra cualquier día del año. Este pingüino con ansias de avecinarse en Maracaibo y ser un pingüino maracucho o maracaibero plantea una serie de cuestiones científicas de primer orden: ¿Fue el pionero de una migración de especies antárticas? ¿Su peregrinar es evidencia de cambios climáticos a escala global? ¿Remontó el Pacifico siguiendo la corriente marina de Humboldt? ¿Cuál fue el patrón de El Niño y La Niña aquellos años? ¿Cómo cruzó del océano Pacifico al mar Caribe? ¿Remontó las costas suramericanas por las aguas del océano Atlántico? Asimismo podemos considerar que atravesó la sierra de Perijá o el desierto de la península de la Guajira. Cabe la insípida posibilidad que hubiese escapado de un zoológico o un circo…O que Bugs se obstinó (se hartó) del pingüino playboy y lo abandonó al apetito de los maracuchos y las artes culinarias de la “Tierra del Sol Amada”, como la llamó bella y acertadamente Rómulo Gallegos. Hay reportes de focas y leones marinos en aguas del Estado Falcón como hemos oído de labios de los pescadores que viven en La Vela de Coro y Tara-Tara, pero ya sabemos qué crédito dar a los cuentos de los pescadores. Quien dude que pregunte a los mismos pescadores de nuestro insólito mar Caribe…
Lamentablemente no podemos responder a ninguna de estas preguntas por la sencilla razón que el único testigo fue silenciado. Describe  S. J. Carrillo el fin aciago del huésped polar: “…el que durante seis meses fue la admiración de quienes visitaban el Zoológico de Maracaibo, hasta que el 28 de agosto del mismo año [1955] alguien le propinó una pedrada dando al traste con la vida del extraño visitante.” Ese es el breve pero sincero epitafio que le dedicó el Dr. Carrillo al peregrino antártico.

 Y como en un sancocho bullen las preguntas, en primer y último lugar: ¿Por qué? El poeta Andrés Eloy Blanco tildó de avara la mano que cortara el vetusto limonero que salvó de la peste a la antigua Caracas. Las aves pueblan los espacios de la zoología mítica: El hombre-pájaro de los primeros habitantes de la isla de Pascua, el Pájaro del Trueno de las tribus de las praderas norteamericanas; Quetzalcóatl, cuyo emblema es el quetzal de las selvas, cerámica, cestería y orfebrería centroamericanas; la blanca paloma, símbolo del Espíritu Santo; el cuervo, augur entre romanos y griegos... Chuang-Tzu, quien vivió por los años 300 antes de Cristo, describe en su Libro Primero-Interioridades (Nei Pien) el ave P’eng: “Sus alas son nubes que cuelgan del cielo. Se remonta trazando espirales en forma de cuerno de carnero y sube a 20.000 millas. Se remonta más arriba de la región de las nubes donde sólo el cielo azul se extiende sobre sus espaldas. Entonces orienta su vuelo al Sur y va a los mares australes.” Chuang-Tzu nos dice que la forma anterior del ave P’eng es el pez K’un, que mora en el mar del septentrión, y cuya talla es inconmensurable. Aquel fue el primer y único pingüino maracucho genuino... Si luego hubo algún otro fue un impostor...

El atentado contra el pingüino maracucho trae a  la memoria otro atentado histórico: cuando E.T. (el extraterrestre) fue gravemente herido de una pedrada en la Urbanización Cruz Verde (UCV) de Coro. Pero esa es otra historia.

                                                                                  Mgs. Sc. Camilo Morón

3 comentarios:

  1. Si un barco pesquero hubiera abierto sus tanques de lastre cerca de Argentina, atrapando a un pinguino y los hubiera abierto en pleno caribe... ¿no sería posible que tal especie hubiera llegado así hasta Colombia y Panamá?

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  2. Alejandro: el caso del pingüino está bien documentado en la prensa de la época. Varias fueron las hipotésis: aves que escaparon de un zoológico, anomalías en las corrientes oceánicas, etc. etc. La triste moraleja de la historia es la crueldad de los humanos (algunos) que en vez de maravillarse ante las maravillas de la Naturaleza, tratan sólo de mutilarla, quemarla o disecarla. Es un poco como lo cazadores de Pie Grande -que tal vez exista, tal vez no- que no se conformarán hasta tenerlo en una jaula o en la vitrina de Museo

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  3. Que buena historio, la verdad la desconocia y ciertamente los seres humanos supuestamente pensantes somos los que estamos acabando nuestra naturaleza, nuestra tierra por ser los mas depredadores e insensibles hasta llegar hasta la autodestruccion.

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