sábado, 28 de enero de 2012

Del Mito al Rito Cotidiano


Rito, según el DRAE, es “del latín, ritus: m. Costumbre o ceremonia 2. Conjunto de reglas establecidas para el culto y ceremonias religiosas. La voz Cotidiano, según la misma fuente, proviene del latín quotidiānus, de cuotidíe, adj.: diario. Así que Rito Cotidiano viene a significar el rito de todos los días. Robert Graves, en los Mitos Griegos, Tomo I, (2da. ed.: 2001; 7ma. ed.: 2009), establece en estos términos la relación entre mito y rito: “Por mito auténtico se puede definir la reducción a taquigrafía narrativa de una pantomima ritual representada en festivales públicos y recogida pictóricamente en muchos casos en la paredes de los templos, vasijas, sellos, tazones, espejos, cofres, escudos, tapices, etc.” Estamos plenamente convencidos con Cesare Pavese de que el mito es un lenguaje, un medio expresivo –esto es, no algo arbitrario, sino una matriz de símbolos que posee, como todo lenguaje, una particular sustancia de significados que ningún otro medio podría proporcionar: “Cuando repetimos un nombre propio, un gesto, un prodigio mítico, expresamos en media línea, en pocas sílabas, un hecho sintético y abarcador, un meollo de realidad que vivifica y nutre todo un organismo de pasión, de estado humano, todo un complejo conceptual.”
Lo sagrado nuestro de cada día. La sola idea de la sacralidad de lo profano escandaliza y perturba. El saludo, la comida, el baño, el sueño, el sexo son alegorías de lo eterno en su transitoriedad, ansias de permanencia en la carne que cada día caduca y muere. Un gesto diario puede contener –y de hecho contiene– toda la historia evolutiva y cultural de la especie humana. Las drogas que emplea un chamán en las sociedades originarias para remontarse al mundo de los espíritus, sirven en la sociedad de consumo para diversiones apocalípticas de fin de semana. Lo sagrado ha sido entonces destripado de su contenido. Pero el camino inverso también puede andarse, y el gesto cotidiano –el rito cotidiano– puede sacralizarse. Decía Apollinaire que un pañuelo que cae es para el poeta la palanca para levantar todo un universo. La obras de Leonardo Gutiérrez, Rembrandt Daal y Camilo Morón están al acecho de lo sagrado en lo cotidiano nuestro de cada día.

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