sábado, 28 de enero de 2012
101 Aniversario del Nacimiento de Cruxent: Científico, Explorador y Artista
José María Feliz y Francisco Cruxent Roura o, más sencillamente, J. M. Cruxent, como firmaba sus escritos científicos y sus obras de arte, nació en Sarrià, Barcelona, España, el 16 de Enero de 1911. Ese fue el nacimiento del Cruxent de carne y hueso. El Cruxent espiritual e intelectual se gestó progresivamente en Venezuela, donde llega en 1939, exiliado de la Guerra Civil Española. De este éxodo personal escribió Marcel Roche que Cruxent había llegado “pobre, sin relaciones, sin diplomas universitarios. En 1976, es considerado en el mundo como uno de los máximos expertos en su campo. Esto lo obtuvo por medio de su talento innato -yo diría casi su genio- su voluntad de triunfar, su afán de estudio y su dedicación a la investigación.” En esa semblanza, Roche empleó la palabra genio en dos ocasiones.
Las contribuciones de Cruxent al progreso de las ciencias en Venezuela y en América fueron múltiples, pero su más valioso enfoque ha sido la relación entre el objeto arqueológico, sea un fragmento de cerámica antigua o una herramienta lítica, y el hombre tribal de hoy. Su otro aporte importante, en coautoría con Irving Rouse, arqueólogo de la Universidad de Yale, fue el establecimiento de una cronología regional para interpretar los testimonios arqueológicos. Esta obra clásica es “Arqueología Cronológica de Venezuela”, originalmente publicada en 1958; considerada la obra más importante e influyente en la historia de la Arqueología venezolana.
Cruxent participó en la “Expedición Franco-Venezolana” que exitosamente llegó a las cabeceras del río Orinoco el 27 de noviembre de 1951. Los resultados de esta expedición fueron relevantes: se logró determinar con exactitud la frontera entre Venezuela y Brasil. La expedición incorporó 4.000 kilómetros cuadrados al territorio nacional. Se hicieron importantes aportes al conocimiento de la geografía, la cartografía, la etnología, la arqueología, la botánica, la zoología y la mineralogía. No hubo rincón de la geografía venezolana que Cruxent no conociese en sus andariegas investigaciones.
El rasgo más singular de las inquietudes científicas de Cruxent es su sentido estético. El gusto por el dato, por el informe científico, por la descripción exacta, presentes están en sus trabajos; pero, sus inquietudes artísticas, incluso filosóficas, son fibra permanente en su obra. Cruxent formó parte de la vanguardia artística latinoamericana de los años 1960 y 1970, siendo uno de los exponentes del “Informalismo Abstracto” en Venezuela; y, fusionando técnica y arte en un lenguaje plástico propio, denominado por el crítico de arte Frank Popper con el nombre de “Paracinetismo”, crea una propuesta estética donde la geometría adquiere una nueva dimensión en virtud de incorporar la electricidad y el movimiento al arte. Cruxent fue miembro del célebre “Techo de la Ballena” (1961-1969); movimiento cultural que respondió a las contradicciones de la sociedad venezolana de la época, desde el arte y las letras como desafíos al orden político y estético establecido.
Cuando Cruxent recibió el Premio Nacional de Ciencia el 1987, lo dedicó al Estado Falcón: “En mi carrera, la mayor satisfacción la he encontrado en los años de mis investigaciones en territorio falconiano. Me he hecho en Falcón. Se lo debo a esta tierra. Verdaderamente, porque yo soy un provinciano y por retruque el Premio pertenece a Falcón, a su Universidad y a los corianos.” Cruxent murió en Coro a los 94 años, la mayoría vividos en Venezuela, hasta el punto de autodefinirse en estos términos: “Yo soy un venezolano con bolas.”
Cualquiera de las valiosas contribuciones de J. M. Cruxent en los campos de la docencia, la investigación, la exploración y el arte le hubiesen garantizado un lugar de honor en la historia de la cultura venezolana. Para decirlo en palabras de Cruxent: “En Venezuela me abren las puertas, me abren el corazón. Aquí encuentro lo que vine a buscar, porque vine como un inmigrante español que huía de la dictadura de Franco. Por todo eso yo le prometí a Venezuela darle su prehistoria, porque no la tenía, lo que había aquí sobre este tópico era muy poco. Venezuela me dio vida, me dio ilusión, ganas de vivir. Yo creí necesario cumplir con un deber, dar lo poco que sabía, yo venía a eso… Y cumplí.”
Mgs. Sc. Camilo Morón
Profesor e Investigador UNEFM
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